un caramelo envenenado

Bajo el envoltorio de colores alegres y la banda sonora pop subyace una afilada crítica profundamente contemporánea acerca de las consecuencias de la violación y del sistema cultural que sigue protegiendo los intereses de los “jóvenes prometedores” por encima de los derechos de las víctimas de estos. 

“Una joven prometedora” dinamita las convenciones del rape revenge al no tomar como referencia los códigos de este tipo de películas. No es terror, no es acción, no es del todo violenta, no es oscura. Es comedia romántica, es drama, es thriller y luce en colores pastel.

Hay algo muy importante en la utilización de la estética femenina a la hora de contar historias de peso.
“Una joven prometedora” no está envuelta en colorines para suavizar su mensaje o porque no sea dura, sino porque no se avergüenza de
ser femenina.Liberar la estética de lo femenino de las restricciones en las que ha vivido es una reivindicación tan sutil como decisiva. 

 

“Una joven prometedora” presentaba, sobre el papel, todos los ingredientes que nos hacían pensar que se trataba de otro rape revenge destinado a “empoderarnos” a través de la venganza. PERO NO, es otra cosa para la que no estábamos preparadas.

 

 

 

A diferencia de los rape revenge tradicionales, Emerald Fennell opta por no enseñarnos la agresión y por alejarse de la venganza sangrienta como catarsis. Lo más cerca que estamos de la violación en la película es en el rostro de Cassandra al ver el vídeo de la agresión a Nina, su mejor amiga. Y lejos de ofrecernos un jolgorio sangriento plagado de misandria, es mucho más sutil.

Habla, sobre todo, de trauma, olvido y la incapacidad de seguir adelante. 

 

 

 

 

¿Es la violación lo importante?

 

 

     

Vale la pena apuntar que esa desagradabilísima escena de “Irreversible” puede encontrarse en portales de pornografía.  

Muchas creadoras y espectadoras parecen no tener tan clara la necesidad de mostrar explícitamente la violencia sexual para establecer su dureza, importancia o gravedad. 

“Tengo problemas con un tipo muy concreto de películas (…) me cuesta mucho ver películas de “rape and revenge”, un subgénero cinematográfico que va exactamente de eso, de mujeres violadas que se vengan de sus agresores. Las veo cuando no me queda más remedio (…). Pero el miedo al asalto y a la agresión sexual que arrastro desde niña no solo me impide disfrutarlas, sino que sige alimentándose de esas películas. Ojalá fuera capaz de enfocarlas de otra manera. Ojalá mi resistencia a las escenas de violación, casi siempre interminables y realistas, fuera mayor y mi angustia se viera recompensada por las escenas de venganza posteriores. Ojalá experimentara estas últimas como una especie de catarsis. Pero no me pasa. 

Desirée de Fez. Reina del Grito.  

No podemos estar más de acuerdo con lo que escribe Desirée de Fez. No sabemos por qué Fennel omite la agresión en “Una joven prometedora”, quizás también considera que ver más agresiones en buena medida solo alimenta nuestro miedo (que no es poco), no explora el trauma, no es didáctico, no ayuda ni advierte de las consecuencias. 

Tal vez es más sobre ellos que sobre nosotras.  

“Días extraños”, de Kathryn Bigelow, nos ofrece una de las escenas de violación más retorcidas que hemos visto. En ella,
vemos un plano subjetivo del agresor, que le coloca a su víctima un dispositivo que permite que ella vea lo que él ve. Así, la fuerza a ver cómo la viola y la mata. Lo más horrible que podemos imaginar. El protagonista encuentra la “cinta” y le da la mala tras verla.
Termina vomitando tras “experimentar” la snuff movie.  

Por enferma que parezca la situación, es un símil bastante preciso de lo que hemos vivido el público femenino durante buena parte de la historia del cine. Y lo hemos visto sin vomitar. La violación abandona el género para anclarse en la realidad en películas como “MFA” o “Una joven prometedora” . Ya no son hombres enmascarados que eligen una víctima sin razón aparente “Ms. 45” o entes invisibles “El ente”. Para nosotras es real y de ahí el giro hacia una exploración más profunda de sus consecuencias. 

Ahora hablamos de chicos populares en fiestas de fraternidades, del chico que te gusta, de tu pareja, de tu jefe. Nice guys
encantados de haberse conocido y que no creen haber hecho nada malo. Contra estos carga sin piedad “Una joven prometedora”, contra ellos y contra todas y todos los que participan y apoyan el status quo que permite que ellos se salgan con la suya. 

Fennel no presenta el trauma como un punto de inflexión empoderador a partir del cual la protagonista toma las riendas en “Una joven prometedora”. El trauma y la culpa son cargas absolutamente destructivas que impiden a Cassie pasar página y vivir sin estar perpetuamente tratando de enmendar el pasado.  

“Una joven prometedora” se aleja de la diversión ultraviolenta de muchos de los rape revenge más clásicos, en los que la absoluta ausencia de cuestiones morales al respecto de la venganza hace que podamos disfrutarla de forma vicaria como nunca podríamos hacerlo en la vida real. No nos da esa tregua y no duda en retratar lo doloroso que es para Cassie hacer lo que hace y lo mucho que le impide ser feliz. 

Una de las gloriosas contradicciones que nos ofrece nuestra sociedad en relación a lo femenino, es la vulnerabilidad aprendida que nos educa como personas débiles y pasivas y, a la vez, juzga el grado de resistencia que deberíamos ofrecer ante una agresión que se presupone debe destruirnos moralmente por completo. 

 

 

 

 

 

 

La actitud guerrera de Paglia ante la posibilidad de la violación y la necesidad de entender y convivir con el mal que nos rodea puede ser en ciertos sentidos más útil que la reivindicación de seguridad y protección específicamente hacia las mujeres, en ocasiones infatilizante y contraproducente. Aún entendiendo la utilidad de este planteamiento, lleva a una actitud que se acerca peligrosamente a la idea de no denunciarlo por asumirlo como parte del orden de las cosas.

 

Esa línea de pensamiento lleva rápidamente a la justificación de la violación a través de la idea de la naturaleza salvaje de los hombres, que aparentemente es imposible de dominar por la civilización. Lo curioso es que, a pesar de ser ellos el problema, recae en nosotras comportarnos de forma adecuada para facilitar el control de sus impulsos. Por arte de la magia social, somos a la vez víctimas y responsables de los actos de nuestros agresores. Sobradamente inscrita en la visión más rancia de la masculinidad está la idea de que los hombres “no pueden evitarlo”. De ahí inmediatamente deriva la afición por juzgar a la víctima en los procesos judiciales, el acoso online y la humillación posteriores a la agresión. 

Ni siquiera vamos a entrar a valorar las críticas a las narrativas de la venganza en términos de si es correcto o no dar ese 
mensaje. Curiosamente muchas de esas valoraciones surgen solo si la venganza la ejecutan mujeres. 

“Una joven prometedora” retrata la irade Cassie, que oscila entre las elaboradas venganzas auspiciadas por el espíritu del más estricto ojo por ojo y las fugas injustificadas de violencia repentina propias de una protagonista que es constantemente una olla a punto de estallar. 

Su venganza no es un baño de sangre amoral. Fennell va más allá de la  satisfacción violenta de la mayor parte de las venganzas masculinas y se adentra en la culpa que pesa sobre Cassie y que es el principal motor de sus acciones. Cassie busca el arrepentimiento y el reconocimiento de lo que ha ocurrido por parte de los perpetradores, bloqueada anteun sistema que ha borrado a la víctima mientras todos ellos siguen viviendo sus vidas de éxito y el crimen ha sido olvidado. 

Si algo es polémico en “Una joven prometedora” es su final, que dinamita toda expectativa y se encarga de dejarnos un sabor increíblemente agridulce. El impacto, que decepciona a todas las que buscábamos satisfacción jovial, dota a la película de un grado de profundidad que hace que resuene en nuestras cabezas durante días tras verla. A la vez, la capacidad de manejar el humor tras ese nivel de gravedad nos sitúa ante una de las decisiones más atrevidas y cargadas de significado que hemos visto en el cine reciente.

Por su valentía y su claridad nosotras no podemos más que estar a favor de esta película. De forma vehemente, descorazonadora y llena de humor mete el dedo en la llaga y señala a los que se consideran a sí mismos tíos amables, buenas personas, aliados, pero siguen comportándose de forma brutalmente egoísta en su relación con las mujeres. 

Expone y explora la línea del consentimiento, la misoginia blanqueada pero omnipresente aún hoy, y a las manadas que visten de americana y ostentan el poder.Les señala a ellos sin dejar de hablar de nosotras para nosotras. Gracias, necesitamos más de esto. 

 

🙏🌷 visual404 es un medio autogestionado.

Las colaboradoras de este número han sido remuneradas.

Ayúdanos a hacer otro número posible 💸